“Pídeme lo que quieras” de Megan Maxwell: la misma mierda que «Cincuenta sombras de Grey»

pideme lo que quierasTítulo: Pídeme lo que quieras

Autora: Megan Maxwell

Editorial: Planeta

Año: 2015

Páginas: 460


Después de meses y tras muchas investigaciones hemos finalizado la lectura de esta obra ejemplar de las letras universales. La Universidad de Miskatonic la ha calificado como “terrible y abyecta a partes iguales pero a eones del horror cósmico de Cincuenta sombras de Grey”. Nosotras no vamos a rebatir a tan reputados especialistas y vamos a ahorraros un buen rato de vuestra vida con esta crítica.

La historia nos es vagamente familiar: Judith Flores, secretaria de una gran empresa alemana, conoce a Eric Zimmerman, director de la misma, y comienzan una relación. Al principio es solo sexual pero, poco a poco, irá implicando emocionalmente a los protagonistas. ¿Os suena? Pues seguramente porque la originalidad no es una de las características de este libro. Pídeme lo que quieras se publicó en 2012 mientras que Cincuenta sombras de Grey lo hizo en 2011. ¿Casualidad? Ni de coña.

No es gratuita tanta mención a la obra de E. L. James. Tras su publicación, salieron muchas otras sagas que copiaban la estructura y el poco deseable mensaje que enviaba la trilogía de Grey, a saber: el hombre es dueño de la mujer, y si es guapo y rico, mejor. Una de dichas sagas fue precisamente la que se inicia con el libro que hoy nos ocupa. Sin embargo, hemos encontrado alguna pequeña cosa positiva en él, algo que nunca llegamos a imaginar cuando comenzamos su lectura.

En una entrada anterior del Rincón Hater ya hablamos de Anastasia Steele y de su personalidad sumisa, inexistente e incluso odiosa. En este libro, en cambio, la protagonista, Judith, al menos tiene sangre en las venas y un poco más de carácter, aunque este sea moldeable a los deseos de su hombre. No hay que confundir esto con una mejor construcción del personaje, nada más lejos de la realidad: Judith es un cliché de mujer andaluza fuerte, con arrojo y orgullosa. Y hasta aquí las cosas buenas del libro.

Nuestro otro protagonista, Eric, es un trasunto alemán, cuadriculado y sin BDSM de Christian Grey. No hay nada más que lo diferencie de él: ambos son guapos, jóvenes, exitosos, ricos, manipuladores y esconden un oscuro pasado… o no. Si en el caso de Christian su pasado era algo a tener en cuenta, el “secreto” de Eric resulta ridículo cuando se descubre. Poco más tenemos que decir de este personaje porque realmente es una copia de Grey, así que no le dedicaremos más tiempo.

Ahora comentaremos una de las cosas más destacables del libro: su estilo. Hay mucha tela que cortar aquí. La autora nos deleita a lo largo de esta magna obra con varios recursos que nos han dejado con el culo muy roto. Uno de ellos es el lenguaje coloquial, que domina en toda la historia y que se lleva a niveles extremos: utiliza términos como jodíos, descastá, colorao, gilipichi o cuchufleta. Sabemos que Megan Maxwell no pretendía hacer una obra cumbre de la literatura universal, pero esto nos parece excesivo. Sin embargo, el mejor ejemplo lo tenéis en este breve pero intenso fragmento que dejamos aquí.

Durante seis días, mi mundo es de color de rosa. Vivo en un país multicolor como la abeja Maya y me siento como una princesa, tipi-ti-tipitesa.

(Si conocéis el significado de “tipi-ti-tipitesa” nos gustaría que nos lo dejarais en los comentarios, no podemos seguir viviendo en esta estulticia).

Otro recurso que hemos observado es que tiende a repetir la última letra de algunas palabras a las que quiere darles un énfasis especial. Véase (reproduciremos a continuación dichas expresiones tal y como aparecen en el texto, con todas las letras): “¡Noooooooooooo!”, “Holaaaaaaaaaaa”, “Papáaaaaaaaaaaa…”, “¡Graciassssssssssssssss!”, “Por favorrrrrrrrrrr”, etc. El libro está plagado de este tipo de expresiones que muchas veces, casi ninguna, vienen a cuento.

¡Hola, titaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

(Sí, hay veintinueve aes. En el libro también, por supuesto).

Diosssssssss… Diosssssssssss… -murmuro horrorizada

(Nosotras sí que estamos horrorizadas con este despliegue de recursos lingüísticos).

Por último, pero no menos usado en el libro, tenemos la repetición: Maxwell narra algunas de las acciones que llevan a cabo los personajes tres veces y, suponemos, que con ello quiere dar a entender al lector que dicha actividad requiere un gran esfuerzo por parte del personaje, o bien que es una acción muy compleja de realizar. O, lo más probable, que son subnormales y les cuesta trabajo vivir. Aquí van algunos ejemplos: “Eric me mira… me mira… me mira”, “Jadeo… jadeo… jadeo”, “Calor… calor… y más calor”, “Lo mato… lo mato y lo mato” y mil expresiones más que no pondremos para no aburriros.

Uno de los puntos fuertes que, a priori, debería tener el libro es el erotismo y las descripciones de escenas sexuales. Por supuesto, esto no pasa ni por asomo ni en cuanto a forma ni en cuanto a fondo. Al principio las escenas están narradas con un lenguaje rico, amplio y explícito (utiliza términos como “empalar”, “bombear”, “follar”, “embestir”, etc.), pero cuando han follado veinte veces, acaba siendo de lo más repetitivo y aburrido.

Ya que hemos llegado al tema del sexo, también aquí se da la misma estructura que en Cincuenta sombras de Grey. Eric es el que siempre inicia la relación, el que lleva la voz cantante y el que incluso castiga a Judith cuando ella hace algo con lo que él no está de acuerdo, pero no en el plano sexual, sino en su vida cotidiana. Un ejemplo: Eric ve a Judith desayunando con su compañero de trabajo y tiene un gesto amistoso hacia ella. Eric se pone celoso y la castiga obligándola a tener sexo con una mujer cuando Judith le había dicho explícitamente que no le gustan las mujeres. Al final, como es habitual en este tipo de libros, ella acepta sumisa los deseos de su hombre. De nuevo, ¿os suena algo similar? Exacto, pasa lo mismo en Cincuenta sombras de Grey.

Como conclusión, Pídeme lo que quieras es, como Cincuenta sombras de Grey, un libro que defiende unas tesis más que discutibles sobre el papel de la mujer en sus relaciones románticas con hombres. De nuevo se romantizan el acoso y la manipulación, ambas “pruebas” del amor verdadero, y se describen comportamientos machistas con total naturalidad e impunidad. Comprobadlo por vosotros mismos en este fragmento:

– Y antes de que siga comportándose como una niña malcriada, exijo saber con quién ha estado y dónde. Llevo horas esperando su regreso, sentado en esta limusina, y quiero una explicación.

[…] Mi parte de princesa que aún cree en los cuentos de hadas salta de alegría. ¡Me ha estado esperando!

– Eric, qué mono eres -murmuro con voz dulce-. Lo siento.

Querida Judith, deberías ser libre de entrar y salir cuando te diera la real gana, el hombre que acabas de conocer es un ACOSADOR. De nada. Por favor, basta de romantizar este tipo de comportamientos, NO ES AMOR.

Manteneos alejados de este libro (a no ser que queráis pasar un mal rato o sufrir gratuitamente).

PUNTUACIÓN: 2/10

 

17 comentarios en ““Pídeme lo que quieras” de Megan Maxwell: la misma mierda que «Cincuenta sombras de Grey»

  1. Carla

    Sublime. Me ha encantado y teneis toda la razon. Yo ni si quiera me digne a leer 50 sombras. A Maxwell me la recomendaron muchisimo, tengo una amiga muy fan y desde que lei no uno, sino dos libros de Maxwell dejo de ser tan amiga mia. Le quise dar una oportunidad porque el 1 libro que cogi no me gusto pero a veces pasa, pero ya con el 2 dije buf no puedo, es que no puedo. Me da la sensacion de que este tipo de literatura es para gente que no lee, que no sabe apreciar lo que es un libro. Y de hecho es que no hace falta que follen 20 vecesapra que canse sino con ya solo 2 o 3 empieza a aburrir, al final la trama queda en segundo plano y puede tirarse 4 y 5 paginas describiendo el acto sexual y luego solo 2 con la verdadera historia, y vuelta al sexo. Se hace agotador y yo personalmente pasaba las paginas.
    Por otro lado tambien me parecen historias aburridas y muy tipicas, chica se enamora de chico rico, guapo y perfecto, y este CASUALMENTE se siente tmbn atraido por ella, ah, por no olvidar que folla como un dios. Me cansa tanto este autora… No la aguanto no entiendo como tiene tantisimos seguidores, de verdad que no.

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    1. sustherlibros

      Estamos totalmente de acuerdo contigo en todo lo que dices. Se entiende que, al ser novela erótica, tengan que hacer hincapié en las escenas sexuales, pero el hecho de que siempre sean iguales es agotador. Efectivamente, la culpa no es tanto del género (queremos creer que hay alguien ahí fuera que sabe escribir sobre ello) como de la autora, que no sabe escribir, desde nuestro punto de vista. Con otro tipo de palabras y expresiones, la narración sería mucho más rica y sugerente, pero de esta manera lo único que consigue es aburrir a cualquiera.

      Lo que comentas de que son historias típicas también es cierto. Suponemos que puede hacerse una historia erótica diferente, con otro tipo de personajes más creíbles, pero en el hombre rico, joven y guapo han encontrado la gallina de los huevos de oro y no van a dejar pasar la oportunidad, está claro.

      Nos alegra encontrar gente que comparte nuestras opiniones a este respecto, hatear en comunidad siempre es más divertido. 😉

      Muchas gracias por el comentario y ¡un abrazo!

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  2. Bueno, yo después de atreverme con el primero de 50SdG ya no me han quedado ganas de seguir ni con esa saga ni de probar con los clones que han salido y gracias a vuestra reseña ya me queda claro que no me equivocaba y que he hecho bien en mantenerme alejada xDDD

    Uf, escribir cómo habla un personaje PUEDE estar bien y a veces funciona para darle el toque personal pero parece que aquí no es que haya abusado demasiado… es que la autora no sabe utilizar este recurso xD

    Besos!

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    1. sustherlibros

      ¡Muchas gracias por tu comentario! 🙂

      Haces muy bien en mantenerte alejada de «Cincuenta sombras de Grey» y de esta saga, yo incluso pediría una orden de alejamiento a todos los que te la recomienden… xD

      Definitivamente es un recurso que puede ser muy útil (especialmente en diálogos) pero, como bien dices, no se ha sabido usar correctamente. Teníamos tantos ejemplos «destacables» que nos ha costado escoger solo unos pocos. Incluso te diría que este tipo de lenguaje «cercano» es una de las cosas que más gustan a sus lectoras, por increíble que parezca.

      ¡Un abrazo!

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  3. Pol Quintana

    Hola, os acabo de descubrir por twitter y me gusta mucho el toque que dais a las críticas.
    Yo leí las primeras páginas de las Sombras de Grey y no pude continuar. Me parece que sí es para gente que no lee de forma habitual y que está en consonancia con otras cosas que se están incrustando en nuestra cultura como, por ejemplo, las letras de algunos reguetones (que también tienen telita…).
    Al leer esta opinión no pude evitar pensar en el esfuerzo de los traductores que tienen que hacer para captar el «espíritu» de la obra original, con esos matices y esas 29 aes. Si alguien quiere saber lo que es crear personajes andaluces y con gracia y verdad, que lea de Una mala noche la tiene cualquiera de Eduardo Mendicutti.
    Por cierto, 2/10 sí me parece una nota generosa XD
    Saludos desde Valencia.

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    1. sustherlibros

      ¡Hola, Pol! Muchas gracias por tu comentario. Te damos la bienvenida a nuestro blog. 🙂
      Estamos de acuerdo contigo en que estas actitudes machistas están todavía muy presentes en nuestra sociedad, pero afortunadamente cada vez somos más conscientes de ellas y las vemos con más facilidad. Parte de nuestra intención con esta reseña era poner de manifiesto este comportamiento tan tóxico.
      Nos apuntamos la recomendación, aunque nuestra pila de libros pendientes ya es inmensa. 😉
      El libro tiene un 2 porque no es ni de lejos lo peor que hemos leído. Ese puesto de honor lo ostenta la novela de Dalas Review, que como peor libro de la historia es insuperable.
      Un saludo y esperamos tenerte de vuelta. =D

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  4. Clara

    Tienes razón, pero es que además de ser malo y una copia descarada de 50 sombras de Grey es tremendamente machista, yo diría que incluso más que el de 50 sombras y eso ya es decir, la protagonista sigue viviendo por y para un hombre por mucha punta de motera rebelde que le haya metido la autora, deja de trabajar por el y deja de hacer las cosas que le gustan por el, a parte de que durante todo el puñetero libro ve como enemigas a todas las mujeres que se acercan a su hombre, que casualmente son todas unas zorras arpías que se lo quieren quitar y joderla de de mil maneras, y la protagonista como buena no hace otra cosa que marcar territorio y dedicarles adjetivos tan bonitos como buscona, zorra, zorrasca etc., durante toda la historia, otro cliché típicamente machista, las mujeres siempre enemigas no vaya a ser que nos unamos y nos carguemos el patriarcado de un plumazo.
    Penoso

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    1. sustherlibros

      Muchas gracias por tu comentario, Clara.
      Estamos de acuerdo contigo en que es un libro tremendamente machista, aunque en algunas ocasiones nosotras hemos podido atisbar alguna esperanza para Judith: ella tiene bastante más carácter que Anastasia Steele y a veces se planta frente a Eric para decirle cuatro cosas. No obstante, siempre termina ganando él, así que aunque haya un tímido asomo de mejora, el resultado sigue siendo el mismo: que Eric es un manipulador y Judith, por X o por Y, se deja llevar por él.
      Nos ha gustado mucho lo que apuntas sobre la manera que tiene Judith de percibir a otras mujeres como potenciales peligros. Nos parece una visión deplorable y que habría que superar ya porque lo único que hace es dañar la relación entre las propias mujeres y hacer más fuerte el patriarcado.
      Estaremos encantadas de seguir teniéndote por aquí. ¡Un saludo!

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  5. Pingback: PEORES LECTURAS 2017 – Libros Susther

  6. PedrodeCastilla

    Es posible que el libro que comentais no sea demasiado bueno ni en cuanto a argumento ni en cuanto a estilo, pero creo que hay que contextualizarlo. «Pídeme lo que quieras» es claramente un libro sacapasta aprovechando el tirón de CSdG destinado a todo aquel público que se quedó con gusanillo de la novela erótica. Por otro lado, utilizar una sola obra para catalogar a la escritora lo considero demasiado aventurado y os recomendaría la lectura de «Fue un beso tonto», que pese a haber sido escrita con anterioridad (2010) muestra un estilo mucho más cuidado, una historia más pulida, interesante e incluso sorprendente, y sobre todo una gran labor de investigación y documentación del mundo policial. En serio, echarle un ojo y vereis que no defrauda, desde que lo descubrí he tenido que releer la primera parte dos veces por que una no me parecía suficiente.

    Un saludo.

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    1. sustherlibros

      Hola, Pedro de Castilla. 🙂
      Muchas gracias por tu comentario, nos agrada escuchar voces discordantes sobre esta obra y el estilo de su autora.
      Estamos de acuerdo contigo en que su finalidad es meramente comercial y que está hecho a rebufo de las inconmensurables «Cincuenta sombras de Grey», que al menos tuvieron el honor de ser las primeras en sacar los cuartos a la gente.
      Da la casualidad de que hemos tenido la fortuna de leer el principio de «Fue un beso tonto» y no podemos estar más en desacuerdo con tus tesis. El estilo de Maxwell fluctúa, en esa obra timorata de 2010 aún no tiene la confianza suficiente como para alargar las palabras hasta la nausea, como en «Pídeme lo que quieras», pero sí que es cierto que el tema de los epítetos está mucho más pulido en «Fue un beso tonto» (seguro que tú también te habrás rendido ante los encantos de ese «el Pichón» teniendo en cuenta que lo has leído un par de veces).
      Agradecemos tus apreciaciones y esperamos seguir leyendo más comentarios como este.
      Un saludo.

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  7. Maju

    Ufff… lo empecé a leer y me resultó impasable… pero tengo un problema y es que no puedo dejar los libros x la mitad así que aquí estoy, deseando terminarlo pronto y ni loca leo el segundo.
    Justamente no entendía porque tenía que repetir las acciones tres veces.
    Por curiosidad googlee «me mira me mira maxwell» y llegué aquí y me reí más que con el bendito libro.
    A sus acertadísimos comentarios quisiera agregar uno…. cada vez que está en la cama cuenta las veces que el chico entra y sale:
    «Una… dos… tres… Mi cuerpo lo recibe gustoso… cuatro… cinco… seis… ¡Quiero más!»
    «…mi cuerpo salta sobre él ante las penetraciones de Eric. Uno… dos… tres… diez.»
    «Una… dos… tres… quince veces me penetra y yo grito y me retuerzo de placer»
    … sí, sí, ya entendimos… sabe contar… pero ¿no es extraño ponerte a contar cuando se supone q estas perdida de placer?
    Un saludo desde Argentina, ya me guardo su página en Favoritos!!

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    1. sustherlibros

      ¡Muchas gracias por este comentario tan divertido, Maju!
      Nosotras lo leímos sabiendo dónde nos metíamos, pero aun así en algunos momentos era bastante duro. Aunque es cierto que este libro tiene muchas cosas criticables (la relación tóxica entre los protagonistas y cómo ella depende de él es una de las más señaladas), el estilo de la autora es algo que era imposible pasar por alto. Es verdad que también cuenta la cantidad de veces que la penetra, lo que no deja de ser sorprendente teniendo en cuenta el momento en el que se encuentra…
      Desde aquí te animamos a que te pongas con otra lectura más interesante, esta no tiene mucho más que ofrecerte de lo que has leído hasta ahora. 😉
      Ah, y muchas gracias por incluirnos entre tus favoritos, nos encantará seguir teniéndote por aquí. =)
      ¡Un saludo!

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  8. Jara

    Acabo de dar con vuestro blog y no sabéis cuánto me he alegrado de encontrar opiniones como la mía sobre este libro. Aparte de que no sea más que otra de las tantísimas copias que proliferaron después del también «inolvidable» Cincuenta sombras de Grey, este libro es, sin duda, el más machista que he leído en mi vida. Ya lo apuntaban en un comentario anterior, es de traca el tratamiento que hace Megan Maxwell sobre la forma de relacionarse de las mujeres. No sólo es que la protagonista llame zorra o zorrasca a las mujeres que, en teoría, pretenden ligarse a su hombre, sino que tilda de lagartas o cacatúas a todas aquellas que no son ella o su círculo más cercano (hermana o el par de amigas que tiene). Es indignante, sobre todo en contraposición a la manera que tiene de calificar a los protagonistas masculinos, que son todos buenos y a los que justifica cualquier acción, aunque no haya por dónde cogerla. Flaco favor el que nos hace esta escritora (tremendamente sobrevalorada, no entiendo ese ejército de seguidoras, las guerreras Maxwell, cuando ni siquiera es capaz de hilar un párrafo completo o terminar una página sin meter algún cliché, como ese que repite dos millones de veces: «¡España…olé…torero!») a las mujeres. Qué a gusto me he quedado. Genial el blog, por cierto. Un saludo.

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    1. sustherlibros

      ¡Muchas gracias por tu comentario, Jara!
      Estamos totalmente de acuerdo contigo en lo de que Megan Maxwell trata a todas las mujeres como unas zorras y a los hombres como seres de luz a los que hay que agradar sí o sí. Creemos que, al menos hasta cierto punto, estos comportamientos están tan arraigados en la mentalidad colectiva que Maxwell no puede deshacerse de ellos. Y lo que sí nos choca es la comunidad esa de las guerreras Maxwell que dicen que sus personajes son fuertes e independientes… No hemos leído ningún libro de las llamadas «guerreras Maxwell» pero esperamos que no tengan nada que ver con «Pídeme lo que quieras».
      ¡Un saludo!

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